Las noticias del año

1 01 2006

Durante el año que acaba de terminar ocurrieron muchos hechos que marcaron y cambiaron al mundo. Aquí uno, el más importante a mi parecer:

Es sobre un hombre, un sacerdote, un obispo… el obispo de Roma… El Papa Juan Pablo II:

Un verdadera tragedia se generó en el mundo entero al conocerse la noticia de que, el 2 de abril, cuando el reloj marcaba las 21.37 en Italia (15.37 en Chile), con todo el mundo expectante de lo que ocurría en El Vaticano, dejó de existir el Papa Juan Pablo II, dejando atrás 26 años de brillante liderazgo en la Iglesia Católica.

Así se extinguió la llama de uno de los papas más activos de la historia. El Papa peregrino constante, el atleta, el movedizo, el estudioso incansable.

Afuera, en la Plaza de San Pedro, más de 200 mil personas se enteraron del desenlace fatal al escuchar el doblar de las campanas de la basílica del mismo nombre, las que fueron tocadas luego que el cardenal español Eduardo Martínez Somalo comprobara que efectivamente había fallecido, mediante el milenario ritual estipulado para el fallecimiento de los pontífices.

El secretario de Estado vaticano, Angelo Sodano, entonó el De Profundis y Salve Regina, para después salir hacia la multitud para recitar una plegaria ante los fieles, aún con rosarios en las manos, con los que rezaban por el alma del su Santidad.

Tras eso se escucharon las siguientes solemnes palabras: «Nuestro Padre Santo, Juan Pablo, ha retornado al Hogar del Padre». Inmediatamente un aplauso generalizado se oyó en toda la plaza de San Pedro y luego las lágrimas, la pena, el sentirse como ovejas sin nuestro pastor aquí en la tierra. Y en medio de toda la pena surge el grito que los fieles presentes en Roma habían estado entonando durante los días que había durado su agonía: «Johanes Paulus», como respondiendo, agradeciendo todo lo entregado.

Todo empezó por un resfrío que derivó en delicadas complicaciones respiratorias y un deterioro generalizado, dado su edad y padecimientos como artritis y Parkinson. En febrero, el Pontífice fue trasladado al hospital de emergencia del Vaticano en dos ocasiones, dejando a todo el pueblo católico y la opinión pública internacional en vilo.

Quizás la estación más dura de su calvario llegó el 24 de febrero cuando, debido a sus complicaciones para respirar fue sometido a una traqueotomía. La intervención hizo que en la Semana Santa pasada se conformara la imagen más decidora de la enfermedad del pastor polaco: Cuando intentó dar la bendición «Urbe et Orbi» la voz no le salió, por más que trató. Fue la única vez en todo su pontificado que no pudo cumplir con el rito.El 30 de marzo fue intervenido nuevamente para ponerle una sonda y asegurar su alimentación. Al día siguiente, producto de la sonda, sufrió una infección urinaria que le hizo subir drásticamente la temperatura. En pocas horas se descompensó gravemente su sistemas circulatorio y renal.

La agonía ya era un hecho y el mundo entero se unió en una sola oración. La súplica era que Juan Pablo II se fuera al Cielo de manera tranquila, sin sufrimiento. Por sus palabras del viernes, parece que el ruego dio frutos: Les dijo a todos que no quería lágrimas tras su muerte, porque se iba en paz.

La reacción fue inmediata. Velas en El Vaticano e iglesias de todo el mundo, duelo oficial en varios países y conmoción planetaria. Todos rinden sus respetos al «Papa Grande».

LA ELECCIÓN DE UN NUEVO PAPA
Tras la muerte de Karol Wojtyla comenzó el Cónclave en el Vaticano, donde 117 cardenales (dos se ausentaron por razones de salud) definirían quién sería el líder de la Iglesia Católica. Tras un día y medio y cuatro votaciones, salió humo blanco.

La noticia se diseminó por el mundo mientras todos expectantes esperaban la salida del cardenal chileno Jorge Medina Estévez, protodiácono a cargo de anunciarle al mundo la noticia. Eso ocurrió finalmente cerca de las 12.45 hora de Chile, cuando en la ventana de la Basílica de San Pedro emergió la figura de Medina y de otros dos sacerdotes, quienes le ayudaron en el rito.

En cinco idiomas, el cardenal Medina dijo: «Queridas hermanas y hermanos, ¡Habemus Papam!», y a continuación, en latín, anunció al nuevo Sumo Pontífice, el cardenal alemán Joseph Ratzinger de 78 años, quien había elegido para ser conocido como Papa, con el nombre de Benedicto XVI y sucesor de Juan Pablo II.

Después de un rato, las campanas alzaron su repicar en la Plaza de San Pedro, al tiempo que la multitud, unos 30 mil fieles, que ya se habían reunido ahí, aplaudía y gritaba de felicidad por la buena nueva. Sólo cabía esperar el anuncio oficial para saber quién finalmente había sido el elegido del Colegio Cardenalicio.

Luego del anuncio, emergió desde el interior de la Basílica de San Pedro, un sonriente Papa, quien por varios minutos saludó a los presentes con sus brazos levantados, y dándose apretones de manos, en señal de agradecimiento por el enfervorizado júbilo de los fieles en la Plaza de San Pedro.


Benedicto XVI comenzó su pontificado diciendo que sus colegas cardenales lo eligieron para dirigir la Iglesia, a él, «un pobre siervo de la viña del Señor», tras lo cual, después de un breve discurso donde no faltó la mención al «gran Papa Juan Pablo Segundo», envió la tradicional bendición «Urbi et Orbi», de Roma al Mundo. El Papa fue elegido, el pastor de la Iglesia Católica sería Benedicto XVI.


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